El agua y la vida en el colegio Rocafuerte

 

“Es un tema que antes no tomábamos en cuenta, la contaminación del medioambiente, pero ahora hemos notado algunos cambios y vemos que los niños de las escuelas les dicen a sus padre que no boten basura a la calle y que no desperdicien el agua”.

Con estas palabras resume Génesis Olguín parte de los resultados obtenidos en el último año desde la apertura del club ecológico “Salud, Agua y Vida”, en un colegio de la localidad ecuatoriana de Rocafuerte, que busca educar a los más jóvenes sobre la importancia de conservar el medioambiente.

Se trata de una de las iniciativas impulsadas por uno de los cuatro programas conjuntos que financia en Ecuador el Fondo para el Logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-ODM), en el marco de los esfuerzos que está haciendo el Gobierno ecuatoriano para cumplir las Metas del Milenio.

La presidenta del club ecológico asegura que lo mejor de la experiencia ha sido conocer a muchas personas, compartir conocimientos y opiniones y trabajar con las instituciones. “Las personas estaban dispuestas a trabajar, sólo necesitaban de alguien que les guiara sobre qué hacer”, recuerda.

“También hay cambios en nuestro colegio; ya no se desperdicia el agua, no se arroja basura en los patios sino en los recolectores que construimos con botellas recicladas. En las actividades que hacemos, como pregones o desfiles, tenemos la participación de muchas escuelas y del municipio”, destaca.

El club ecológico se formó con el apoyo del programa “Gobernabilidad del Sector Agua y Saneamiento en Ecuador” en el marco de una intervención integral desde infraestructuras, capacitación y educación sanitaria y ambiental, hasta mejoramiento del acceso a servicios de agua y saneamiento sostenibles.
El cantón Rocafuerte sufre graves problemas en relación al agua: contaminación de los ríos y de sus márgenes, que se deriva en problemas de salud de la población, la proliferación de mosquitos, vectores de enfermedades como el dengue, la deforestación de las márgenes de los ríos y hasta inundaciones.

Los jóvenes han creado un espacio par exponen sus propuestas y preocupaciones y con el apoyo de sus docentes, lideran iniciativas de acción comunitaria como la vigilancia de la calidad del agua, del estado de los cursos de agua y las aguas subterráneas, o la limpieza y reforestación de las márgenes.

Muchos estudiantes viven en comunidades rurales esencialmente agrícolas y trabajan en el invierno junto a sus padres. Pero ni las vacaciones, ni el invierno, ni la lluvia, han sido un pretexto para dejar de trabajar y participar en el club.

Forma parte de la estrategia “Red Nacional de Clubes Ecológicos”, de la Asociación de Municipalidades del Ecuador, con la que el programa conjunto ha trabajado para incluir el enfoque de gestión integral de los recursos hídricos en los planes de desarrollo y ordenamiento territorial.

El club promueve alianzas entre las instituciones y organizaciones involucradas en el manejo del agua y su preservación y trabaja de manera conjunta con el municipio de Rocafuerte y organizaciones locales comprometidas con la preservación del medio ambiente en general y del agua en particular.

Entre sus próximos pasos está construir baterías sanitarias que no contaminen en los sectores turísticos de Puerto Loor, El Horcón y El Ceibal, colocar tachos recolectores de basura, y en las zonas de riesgo mantener la limpieza de las tuberías de aguas pluviales para mitigar los problemas de inundación.

“Es una gran satisfacción porque hemos conocido mucho sobre el cuidado del ambiente y los jóvenes están empoderados”, desataca Elvira Zambrano, docente del Colegio Nacional Rocafuerte cuando le preguntan por la formación que reciben los chicos y chicas.

La maestra asegura que una de las claves del éxito del club es que son los chicos quienes ayudan a cambiar los hábitos de los adultos en sus familias, y detalla que están haciendo huertos escolares en un vivero de donde los más pequeños llevan plantas a sus casas.

Además, con el Gobierno Provincial de Manabí han empezado una campaña de recolección de pilas para desecharlas de forma que no contaminen y también acompañan a las brigadas de salud de la Dirección de Educación. “Lo importante es que trabajamos en equipo”, añade.

El vicepresidente del Club, Kelvin Solórzano, expresa emocionado que antes no sabía el impacto que tenía desperdiciar agua, tirar basura o tantas cosas que hacían “sin saber los daños que causaban al medio ambiente”, por eso considera “muy enriquecedora” su experiencia en el club.

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