La unión hace la fuerza

 

Dice el refrán popular que “la unión hace la fuerza”, y eso es precisamente lo que han demostrado con los años las socias de la “Cooperativa Omero Guatemala”, siete mujeres de la localidad nicaragüense de Jinotega, en el norte del país, que decidieron asociarse para producir y vender prendas de vestir y uniformes, logrando convertir las habilidades de cada una en las fortalezas de un grupo de empresarias.


Este colectivo forma parte de la lista de 38 mujeres seleccionadas para participar en uno de los seis programas conjuntos que financia en Nicaragua el Fondo para el Logro del os Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-ODM), a través del cual se promueve la igualdad de género y la autonomía de la mujer, facilitándoles el acceso a oportunidades para su empoderamiento económico.


Con el apoyo del Instituto Nicaragüense de la Mujer (INIM), uno de los socios locales del programa conjunto “De la Retórica a la Realidad: Promoviendo la participación y los presupuestos sensibles a género”, las mujeres recibieron cursos de formación en temas como igualdad de género, restitución de derechos o participación ciudadana, y el Ministerio del Trabajo las capacitó en derechos laborales.


Antes de asociarse trabajaban desde casa, cosiendo y bordando las prendas que luego trataban de vender en los mercados locales, y como parte de la formación recibida, también aprendieron nuevas técnicas para la elaboración de planes de negocio, con el respaldo de los Centros de Apoyo a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (CAMIPYME) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).


Salir de su hogar para emprender un negocio generó cambios en la vida familiar y algunas cuentan que tuvieron dificultades con sus parejas, una situación que pudieron superar con apoyo de talleres para autoestima y género impartidos en el marco del programa conjunto. Otras fueron más afortunadas y sus parejas aceptaron dividir las tareas domésticas.


Las socias todavía hacen esfuerzos y sacrificios porque las responsabilidades del hogar son muchas, pero todas entendieron que el equilibrio en la división de las tareas en el hogar es fundamental. Clemencia Pérez nos cuenta que su marido la apoyó, primero en las capacitaciones en informática y después con la compra de un ordenador para ayudar a encontrar en internet ideas para nuevos diseños y técnicas.


Las capacitaciones de autoestima fueron claves para salir adelante y en el momento en que reconocieron sus derechos empezaron a empoderarse. Como parte de la asistencia integral, las mujeres recibieron Bonos de Salud, a través de los cuales pudieron acceder a exámenes de Papanicolao y de mamas, así como servicios de salud orientados a la prevención de enfermedades de transmisión sexual.


Mediante el programa conjunto obtuvieron financiamiento para adquirir otras maquinarias, lo que les permitió no solo mantener los clientes que tenían individualmente sino ampliarse. La unión las hizo más fuertes tanto a nivel personal como profesional, y a través de entrenamientos ahora la oferta de la cooperativa se ha ampliado con la elaboración de uniformes deportivos.


El mismo programa conjunto financió también una granja avícola en la comunidad San José, en el departamento de Matagalpa, golpeado desde hace años por la crisis en el sector cafetalero, donde los ingresos han caído el 20 por ciento en concepto de exportaciones y más de 30.000 familias están sin empleo.


Un grupo de mujeres de San José diseñó una granja avícola para garantizar alimentos para sus familias y generar ingresos, propuesta que surgió como resultado de la implementación del programa conjunto, facilitando acceso a oportunidades para su empoderamiento económico y ofreciendo servicios de salud especializados.


Con el apoyo del F-ODM, la granja cuenta ahora con una junta directiva y dispone de 270 gallinas que producen a la semana una media de diez cajas de huevos, un incremento de la productividad que se tradujo también en más ingresos y una mejor calidad de vida. Su siguiente reto: registrarse como cooperativa bajo el nombre “El nuevo amanecer”.


El programa conjunto liderado por UNFPA y otras agencias de la ONU colabora con el Gobierno para impulsar el Programa Nacional de Equidad de Género en el marco de sus esfuerzos para lograr el ODM 1 para erradicar el hambre y la pobreza y el ODM 2 para promover la igualdad de género, del que se han beneficiado ya casi 3.000 mujeres.


Así, con el apoyo del F-ODM, promueve políticas públicas con enfoque de igualdad de género para impulsarla autonomía económica de las mujeres, promover su participación en procesos de toma de decisiones en los ámbitos económico, social y político, mejorar su acceso a servicios sanitarios de calidad y frenar la violencia de género.


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