República Dominicana: Fortalecimiento de la Cadena de Valor del Banano mediante el Crecimiento de Mercados Inclusivos

Además de un elemento importante en la dieta de los dominicanos, el banano es el segundo producto agrícola de exportación de la República Dominicana constituyendo además una importante fuente de empleo, salarios e ingresos en las regiones pobres del país, donde la pobreza supera el 50 por ciento.

Las exportaciones de banano en 2007 tuvieron un valor de US$ 90 millones mientras que a final del 2010 alcanzaron los US$149 millones, orientándose principalmente a la Unión Europea y, en menor medida, al mercado norteamericano.

Según los registros disponibles hay un total de 1,787 productores de banano afiliados a sus respectivas Asociaciones. Esas fincas están en su mayoría en la región noroeste y sur del país. Los productores del norte suman el 65% distribuido entre las provincias de Valverde (52,3%) y Montecristi (13%), el resto (35%) se concentra en la provincia de Azua.

La competitividad del sector ha descansado hasta unos pocos años en esquemas de comercio preferenciales que están en vías de eliminación. A este factor se agregan el aumento de riesgos climáticos y ambientales y el impacto en la economía dominicana de la crisis internacional.

El desarrollo humano de las comunidades bananeras presenta numerosas dificultades y obstáculos que, aunque se generan en la vida social y en el acceso a servicios básicos de la población del área, repercuten sobre la productividad y competitividad sobre todo de los pequeños productores y de sus asociaciones e impiden la mejora de la condiciones de vida de las personas que intervienen en esta cadena de valor.

El programa conjunto trabajó con siete asociaciones de pequeños productores de banano que fueron seleccionados en base a los siguientes criterios: a) productores pobres, b) con mujeres que participen activamente en las asociaciones como productoras o trabajadoras en el sector bananero y c) debidamente organizado y que cuenten por lo menos con estatutos.

Los efectos previstos del programa fueron los siguientes:

1. Aumentar la competitividad mediante la incorporación de nueva tecnología productiva (riego y energía) en fincas de los pequeños productores de banano;
2. Mejorar la competitividad mediante la incorporación de I&D, tecnologías de la información, sistemas de comercialización y mercadeo de banano para el mercado interno y la exportación, la capacitación empresarial, gerencial, laboral y como así también en gestión de riesgos;
3. Participación pública-privada en la prestación de servicios económicos y sociales ligados a los productores y trabajadores/as del sector banano;
4. Gestión de conocimiento.

Algunos de los resultados de este programa conjunto fueron:

• Innovación: Las asociaciones de productores disponen ahora de páginas web actualizadas, de un sistema de información de precios en los mercados nacionales e internacional en tiempo real y de un sistema de seguimiento de las cajas que permita un mejor control de la producción desde la finca hasta el puerto de la producción.
• Capacitación y fortalecimiento organizacional de las asociaciones de bananeros. Se han impartido capacitaciones a miles de participantes, incluyendo productores, trabajadores, sus familiares y también miembros de las comunidades de procedencia. El enfoque ha sido holístico, incluyendo gerencia y gestión de asociaciones de productores, salud y seguridad laboral, acceso al crédito, gestión empresarial, productividad, comercialización, derechos y deberes de trabajadores y empleadores.
• Incidencia política: Se ha conseguido sacar del anonimato y aislamiento las asociaciones participantes, poniéndolas en contacto con numerosas instituciones que antes desconocían muchas de sus problemáticas. Se han formado convenios sobre: inserción del banano entre los alimentos previstos por el Ministerio de Educación en el desayuno escolar, la creación de comité de coordinación locales sobre tema de salud sexual y reproductiva, violencia y empoderamiento económico de las mujeres, y por último, la creación de mesas de dialogo entre los actores productores y las instituciones vinculados con las condiciones laborales (por ej.: la regularización migratoria de trabajadores extranjeros presentes en las fincas).

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