Guatemala: Alianzas para mejorar la situación de la infancia, la seguridad alimentaria y la nutrición.
Este programa atacó la desnutrición crónica en menores de cinco años en Guatemala, país con la mayor tasa de prevalencia en Latinoamérica y cuarta a nivel mundial y con la desnutrición global la más alta de Latinoamérica.
El programa trabajó en tres niveles:
- A nivel comunitario rural e indígena, mejorar la producción para autoconsumo y comercialización, las conductas alimentarias, promover entornos saludables y contribuir a la equidad de género
- A nivel municipal, mejorar demanda y oferta de servicios de salud y nutrición.
- A nivel nacional, fortalecer la coordinación institucional.
El programa también buscó coordinar y armonizar actores, establecer estrategias de calidad en los servicios de salud y las buenas prácticas alimentarias familiares priorizando la niñez y revalorar la cultura alimentaria local para enfrentar el aumento de precios y cambio climático.
Entre otras prioridades destacó la necesidad de facilitar la capitalización de incentivos económicos, vincular pequeños productores con programas gubernamentales como mercado alterno y establecer el llamado Observatorio de Alerta Temprana en SAN.
Además de contribuir con el gobierno en reducir los índices de desnutrición crónica, también se contribuyó al fortalecimiento de las instituciones gubernamentales vinculadas de manera directa con los procesos de desarrollo rural integral. En el sector de salud, las actividades fueron implementadas para apoyar la red de servicios de salud pública en Totonicapán. Se fortaleció la capacidad de atención al grupo materno-infantil en los tres niveles de atención.
Algunos de los resultados de este programa conjunto fueron:
- Fortalecimiento de las capacidades de producción, acceso económico y consumo de alimentos de las familias que viven en condiciones de vulnerabilidad física y social en los 8 municipios de Totonicapán. Se atendieron 3,946 familias (3,597 mujeres), en condiciones de infrasubsistencia y subsistencia, como parte del acompañamiento estas familias implementaron prácticas en la milpa y el patio, además de establecer prácticas de vivienda saludable.
- Apoyo a las organizaciones de productores con actividades generadoras de ingresos. Se fortalecieron capacidades organizativas, administrativas, productivas y comerciales de 18 organizaciones de productores que integran a 742 productoras y productores (408 mujeres que representan el 55% y 334 hombres que representan el 45%).
- Por lo menos 3,825 familias implementaron buenas prácticas alimentario-nutricionales y de hogar saludable. Esto se logró fortaleciendo los conocimientos y capacidades de los equipos de extensión municipal, apoyando la formación de promotores comunitarios en temas de hogar saludable, el trabajo de las madres consejeras y la intervención multiplicadora que se generó a partir de los huertos escolares pedagógicos.
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