Llevando agua y saneamiento hasta zonas remotas de Panamá

 

Hasta hace bien poco los habitantes de Bisira, a orillas del río Cricamola, en el corazón de la comarca panameña de Ngäble Buglé, no sabían lo que era tener agua segura y su acceso al líquido vital se limitaba al río y a la lluvia, en una zona del país donde se estima que el 70 por ciento de las familias carecen de un sistema intradomiciliar de agua potable y tampoco gozan de servicio sanitario.

Desde hace tres años, en 2009, esta comunidad viene empoderándose para enfrentar y eventualmente cambiar esta realidad gracias al apoyo de uno de los cuatro programas que financia en Panamá el Fondo para el Logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-ODM), como parte de su estrategia para ayudar a los países a combatir la pobreza y reducir las desigualdades en el mundo.

A diferencia de otros proyectos que han sido ejecutados en esta región, este programa conjunto se enfoca tanto en la capacidad y gestión comunitaria de los sistemas de agua y saneamiento básico como en las mismas obras de infraestructura, en una comarca donde la pobreza extrema afecta al 91 % de la población indígena.

"Ahora vemos luz"

Este modelo de desarrollo comunitario, particularmente la reactivación de equipos dedicados a las Juntas Administradoras de Acueductos Rurales (JAARs), los Planes de Seguridad de Agua y otras unidades de coordinación local, ha sido la clave del éxito de la iniciativa. “Antes era oscuridad, ahora vemos luz”, asegura Carlos Becker, promotor del programa en la zona, quien destaca que lo más importante es que esta luz creada en las comunidades ha sido creada por ellos mismos.

Más allá de las dificultades que presenta en los quehaceres diarios, la falta de agua de calidad también representaba un desafío en términos de salud, pero gracias al programa se ha logrado una reducción “significativa” de los casos de diarrea y otras enfermedades gastrointestinales, según nos cuenta la doctora Deborah Goddard, del Ministerio de Salud, quien lleva años trabajando en la comunidad.

Con el programa no solo se ha logrado reducir la tradicional morosidad en los pagos de cuotas a las JAARs, sino que se ha logrado aumentar la cuota de 25 centavos a dos balboas (dólares).

La presidente de la JAAR en la zona, Elena Dixie, y su tesorera, Carmen Villagra, comentan que antes del programa la Junta era una instancia con poca coordinación e incidencia para los habitantes. Ahora no solo ha logrado organizar y capacitar a Bisira, sino que también se reúnen con las JAARs de otras dos comunidades (Kankinú y Sirriaín Arriba) dado que los tres comparten el mismo acueducto.

“Somos responsables de la administración, operación y mantenimiento del sistema, y nuestro trabajo es garantizar que el agua llega a las comunidades y que se paguen las cuotas”, nos cuenta Elena, mientras que Carmen añade que la junta está formada por hombres y mujeres elegidos cada dos años y que tengan al día sus pagos. “Los que no están al día no tienen ni voz ni voto en la asamblea”, añade.

Empoderamiento de las mujeres

Elena y Carmen también comentan que tiempos atrás, las mujeres jugaban un rol mucho más pasivo en la toma de decisiones comunitarias. Gracias a las capacitaciones realizadas sobre derechos de la mujer, estas lideresas comunitarias cuentan que han aprendido que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres, y que ahora se sienten capaces de liderar y participar plenamente en la toma de decisiones que les afecta directamente. La cacique local, Elena Becker, agrega que el rol de la mujer ha cambiado a lo largo del programa y que ahora la voz femenina se escucha como nunca antes.

Adicionalmente jóvenes han recibido formación en técnicas sobre mantenimiento y reparación básica de los acueductos y sistemas sanitarios, convirtiéndose en emprendedores locales e incrementando la capacidad local instalada. Los negocios también han establecido sus campañas de comunicación sobre el cuidado del agua y las obras desarrolladas y la importancia del saneamiento básico e higiene.

El F-OFM financia en Panamá cuatro programas conjuntos para apoyar las autoridades nacionales, locales y tradicionales en sus esfuerzos por alcanzar los Objetivos del Milenio. Este programa se enmarca dentro de la ventana temática de Gobernanza Económica Democrática y apunta directamente al ODM 7 sobre sostenibilidad del medio ambiente, la tercera meta que espera reducir a la mitad, para 2015, la proporción de personas sin acceso sostenible a agua potable y a servicios básicos de saneamiento.

Tres agencias del sistema de Naciones Unidas coordinan esfuerzos en este programa, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), y la Organización Internacional de Trabajo (OIT) de la mano con el Ministerio de Salud, el Ministerio de Economía y Finanzas, Líderes tradicionales y las comunidades intervenidas de la región Ño Kribu de la Comarca.

 

 

Share |