Luchando contra el matrimonio infantil en Bangladesh

 

Los padres de Sonia Khatun y sus cuatro hijos se ganan la vida como pueden en la pequeña localidad de Charkosabari, en el norte de Bangladesh, y cuando Sonia cumplió trece años, presionados por la pobreza extrema, acordaron contra su voluntad que se casara con el dueño de una tienda de un pueblo cercano que le doblaba la edad.

“Mis vecinos me convencieron de que casara a Sonia porque desconocía las dolorosas consecuencias, que no quiero para mi hija. No conocía las actuales leyes contra el matrimonio infantil”, recuerda su madre, Mosammad Monjuara Khatoun.

Aunque la edad legal para contraer matrimonio es 18 años (21 para los hombres), el matrimonio infantil es una práctica común en Bangladesh, especialmente entre las poblaciones más pobres. Según Unicef, la mitad de las niñas del país se casan antes de los 15 años, y el 60 por ciento son madres antes de los 19.

Los embarazos a temprana edad limitan las oportunidades de las niñas y en ocasiones terminan con complicaciones para su salud, en un país donde la mitad de las adolescentes sufren cuadros de desnutrición y anemia. Las chicas que se casan demasiado jóvenes tienen menos oportunidades de ir a la escuela y más probabilidades de continuar viviendo en la pobreza, y la mitad de las ado

Un futuro mejor

El Fondo para el Logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-ODM) está trabajando para cambiar el futuro de chicas como Sonia. En alianza con la organización BRAC, gobiernos locales y ONGs, han dado capacitación a más de 25.000 hombres, mujeres y adolescentes para prevenir el matrimonio infantil, poner fin a la dote y  apoyar a las víctimas de violencia de género.

En el caso de Sonia, un empleado gubernamental que había recibido los cursos de capacitación conoció su historia y se puso en contacto con su madre. Tras explicarle los efectos físicos y mentales y las consecuencias legales de haber sido obligada a casarse, Monjuara Khatun habló con su esposo y  el resto de la familia, y acordaron  romper el compromiso matrimonio.

Desde entonces Monjuara trabaja para luchar contra el matrimonio infantil en su comunidad.

Al otro lado del país, en el sudeste de Bangladesh, Farzana Akter supo el año pasado a través de sus vecinos que a sus 15 años sus padres estaban planeando su boda. Recuerda que una empleada de la organización Women’s Development Forum, Shefali Akter, había pedido a las chicas de la comunidad que contactaran con ellos si necesitaban ayuda.

 “Me acerqué a Shefali Akter para plantearle el problema de mi matrimonio y enseguida se puso manos a la obra. Se sentó con mi familia y tras una larga discusión se suspendió el compromiso. Cuando fui a darle las gracias me dijo que se las diera al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y BRAC, que llevan el programa de violencia en nuestra zona”, dijo.

Violencia contra las mujeres

Personas capacitadas como Akter o el señor Ashrafujjaman, que intervino en el caso de Sonia, forman parte del trabajo que está hacienda el F-ODM para reducir la violencia contra las mujeres en Bangladesh en el marco de sus esfuerzos para ayudar a los países a alcanzar los objetivos del milenio de reducción de la pobreza y las desigualdades, incluido la igualdad de género.

Una vez entrenados, los empleados difunden el mensaje en las comunidades y trabajan con líderes religiosos para que aprovechen los rezos semanales para hablar del impacto de la violencia contra las mujeres y hasta la fecha las iniciativas del programa conjunto han permitido frenar 33 casos de matrimonios forzosos y ofrecido apoyo a ochenta mujeres que sufrieron casos de violencia.

Para chicas como Sonia o Farzana, este programa ha tenido un impacto inmediato. “Estoy feliz de haber podido evitar el matrimonio. Ahora puedo buscar mi sueño de obtener una educación universitaria”, asegura Farzana, mientras que Sonia se muestra dispuesta a estudiar y encontrar un trabajo digno para ganarse la vida. “Y entonces planearé casarme”.

Nueve agencias del sistema de Naciones Unidas colaboran en el programa conjunto para luchar contra la violencia contra las mujeres en Bangladesh con once contrapartes locales que operan en tres niveles: fortalecimiento de los marcos legales y políticas públicas para reducir la violencia contra la mujer, cambiar la actitud de los hombre, mujeres y jóvenes y proteger a las víctima de violencia de género.

 

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