Protegiendo a las mujeres de Timor Oriental
Poco después de que esta pequeña república del Pacífico lograra su independencia en el año 2002, un estudio reveló una triste realidad de Timor Oriental: tres cuartas partes de las mujeres casadas sufrían abusos físicos y sexuales dentro del hogar a manos de sus parejas y casi el 40 por ciento de todas las mujeres timorenses han sido víctimas de violencia sexual.
Duramente “hipotecada” tras décadas de lucha por alcanzar la independencia, Timor Oriental se estrenó por su cuenta con una infraestructura insuficiente, la capacidad de su policía y de su sistema de justicia para afrontar la violencia de género limitada, sin mecanismos legales para prevenir y castigar estos crímenes y con los servicios sociales para las víctimas estando, en el mejor de los casos, reducidos a la mínima expresión.
Una sociedad, la timorense, con una escasa conciencia social sobre cuestiones de género, aunque las cosas han empezado a cambiar después de que el pasado verano se aprobara, con el apoyo del Fondo para el Logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-ODM), su primera Ley contra la Violencia contra las Mujeres.
Acompañada de una partida de 400.000 dólares para su puesta en marcha, la nueva legislación ha ayudado a implantar un plan nacional para combatir la violencia de género así como iniciativas para lucha contra el tráfico de mujeres, y su próximo objetivo es desarrollar una red de servicios para apoyar a las víctimas.
El programa conjunto “Apoyo a la igualdad de género y los derechos humanos de la mujer en la construcción nacional de Timor Oriental” ayuda a las ONGs locales a ofrecer a las víctimas de violencia en sus hogares desde asistencia médica de emergencia y ayuda psicosocial y legal hasta un techo temporal en los seis refugios que se han abierto en el país.
El F-ODM también está financiando campañas de concienciación ciudadana sobre la gravedad de la violencia contra las mujeres, la importancia de respetar los derechos de la infancia y los peligros del tráfico de personas, que van dirigidas a la policía, oficiales del gobierno, líderes comunitarios y la población timorense en general.
Las campañas incluyen desde entrenamiento, cursos de capacitación y manuales, hasta anuncios para la radio, la televisión y los periódicos locales, pasando por la distribución de camisetas, gorras, paraguas, posters y otros materiales con mensajes que alertan sobre la violencia de género.
El programa conjunto, en el que participan cinco agencias del sistema de Naciones Unidas, es uno de los dos que está desarrollando el F-ODM en Timor Oriental para apoyar al Gobierno en sus esfuerzos para reducir la pobreza y alcanzar los Objetivos del Milenio, centrado en atender a las poblaciones más vulnerables.