Murga y teatro para 'liberar' a los presos en Uruguay

 

“Porque vivir siempre es la magia
De andar volando sin alfombras
Pintándole algún sol a cada sombra
Creyendo en abrazar la libertad”


“Me cambió la vida”, asegura sin pensárselo dos veces Enrique, un preso del Centro Nacional de Rehabilitación (CNR), en Montevideo, cuando le preguntan lo que significó en su vida unirse a las filas de “La Copadora”, la murga de esta cárcel de la capital de Uruguay donde se prepara a los reclusos que están a punto de cumplir sus penas para volver a vivir en libertad.


Teatro, murga, literatura, radio, plástica y fotografía son sólo algunas de las disciplinas artísticas que se impulsan en los talleres que está impartiendo la Dirección Nacional de Cultura (DNC), dependiente del Gobierno uruguayo, en buena parte de la red de centros penitenciarios del país, con el apoyo del Fondo para el Logro de los Objetivos del Milenio (F-ODM).


La premisa de la que parten es muy simple: las personas condenadas a pasar una parte de su vida entre rejas pierden sus derechos ciudadanos, pero no por ello están obligados a renunciar a su derecho al arte y la cultura, instrumentos fundamentales en los “procesos de rehabilitación y reconstrucción de sí mismos”, según asegura el máximo responsable del DNC, Hugo Achugar.


“La Copadora” es una de las murgas respaldadas por las iniciativas del programa conjunto “Viví Cultura”, que busca la promoción y el desarrollo de las industrias culturales en Uruguay y mejorar el acceso a bienes y servicios culturales a los sectores más excluidos, y que cuenta con un proyecto específico de apoyo a los presos en su proceso de reinserción en la sociedad a través del trabajo.


Uno de los profesores de teatro que trabajan en el centro penitenciario, Michel Croz, asegura que todo el mundo es capaz de desarrollar un proceso estético, incluso aquellos que están privados de su libertad, pero aclara en todo caso que la idea de los talleres no es formar nuevos actores sino ofrecer un espacio a los presos para que puedan interactuar y expresarse libremente.


Otra iniciativa impulsada por el programa es “Urbano Espacio Cultural”, un centro en el corazón de la capital uruguaya por el que se calcula que han pasado ya casi 300 personas en situación de calle desde su inauguración en agosto de 2010, y en el que se imparten desde talleres literarios y jornadas de cine hasta concursos de canto y lecturas de noticias de actualidad para su posterior comentario.


Uno de sus resultados más palpables que se han obtenido a través de ese centro cultural pionero en Uruguay es que las personas que pasan por él de forma regular empiezan a establecer lazos de afecto con el resto, lo que termina convirtiéndose en una experiencia de pertenencia y de disfrute donde pueden desarrollar capacidades y sentir, por fin, “que son parte de algo”.


El F-ODM, a través del programa Viví Cultura, tiene como objetivo contribuir a los esfuerzos que está haciendo el Gobierno uruguayo para alcanzar los Objetivos del Milenio de reducción del hambre y la pobreza, así como la promoción de la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer y el fomento de una asociación mundial para el desarrollo.


Enrique, nuestro murguero del Centro Nacional de Rehabilitación, asegura sentirse feliz de que “La Copadora” se interpusiera en su camino ya que en este tiempo de reclusión no solo “aprendés cosas nuevas y te distraes”, sino que además le dieron “más ganas y más fuerzas de vivir” y por eso dice que una vez que vuelva a ser un hombre libre sueña con “armar” su propia murga.



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